Desde el Centro de Fisioterapia y Osteoatía Eguzki os hacemos llegar un interesante artículo realizado por un compañero nuestro de Zaragoza a quien agradecemos que haya querido compartirlo con todos nosotros.

El artículo lo hemos extraído de su página, www.physiotherapyscience.wordpress.com.

Esperamos que os guste.

El dolor lumbar es un problema en la sociedad: A nivel internacional es la mayor causa de discapacidad, el principal motivo de visitas al especialista y responsable de 1/3 del coste total en problemas musculoesqueléticos. Afecta más a las personas activas que están entre los 30 y los 50, sin diferencias entre hombres y mujeres. Sólo en un 5% de los casos es posible atribuir las causas a un diagnóstico específico. En el 95% de los casos es de tipo inespecífico, es decir que la causa es desconocida o no se puede determinar fácilmente. Sin embargo, se sigue atribuyendo en exceso los hallazgos “anormales” en las estructuras de la columna lumbar como causa para explicar el dolor del paciente.

¿Porqué podemos decir que se atribuyen en exceso? Hay bibliografía de calidad que habla que una alta prevalencia de hallazgos “anormales” en resonancias magnéticas en columnas de personas asintomáticas. Además, la prevalencia del dolor lumbar no varía demasiado con la edad, sin embargo, la degeneración (normal) de las estructuras sí que aumenta con la edad, como es lógico.

Pero, ¿Podemos decir que en el dolor lumbar no importe el estado de la estructura? No, no del todo. Desde cualquier punto de vista, una estructura del sistema musculoesquelético con poco deterioro es a priori mejor que con más deterioro, ya que tolerará más carga sin activar mecanismos de reparación como la inflamación o la sensibilización). Una estructura que conserva su forma y sus propiedades mecánicas para las que está diseñada, es mejor. En cualquier caso, es importante señalar que las actividades de la vida diaria o el deporte normal no tienen esta capacidad de activar mecanismos de respuesta, si no hay una lesión objetivable. Pero uno de los primeros problemas que surge desde hace tiempo es cuando tomamos esto como único criterio y lo correlacionamos directamente con el nivel de dolor y discapacidad. Debemos saber que no podemos correlacionar fácilmente la imagen con la clínica si 1) no hacemos un trabajo de contrastar los hallazgos de imagen con el resto de la exploración, 2) si sabemos que esos hallazgos son muy comunes en gente asintomática, 3) si es muy difícil determinar si una imagen es normal o no, cuando no tenemos respuesta para decir qué es normal y 4), si tenemos en cuenta que el dolor lumbar crónico es el mejor ejemplo de influencia biopsicosocial.

Sin embargo, hay otra buena parte de la literatura científica que ha demostrado cambios estructurales tras episodios de dolor lumbar como atrofia de la musculatura multífida, como consecuencia de la interacción de factores biológicos y psicosociales. Existe debate sobre si estos cambios producen a su vez más cambios de tipo funcional, los cuáles han mostrado relevancia significativa: la alteración en la activación de la musculatura lumbar tras lesión y/o dolor puede permanecer más tiempo del necesario para que se repare la lesión o incluso una vez el dolor ha remitido. Se cree que estos cambios anatómicos y funcionales pueden tener cierto papel en la recurrencia o el mantenimiento del dolor. Dentro de estos cambios, se ha observado que los funcionales son individuales a cada persona, es decir, que cada persona adapta su función, actividad muscular y su movimiento de manera diferente cuando hay lesión o dolor. En relación a esta actividad muscular de adaptación, también se cree que en el intento de protección del organismo, una de las características transversales a la mayoría de personas con dolor lumbar o cervical crónico es el aumento de la co-activación muscular y la rigidez de movimiento(exceso de adaptación). Entraríamos en debate sobre qué es normal y no, y si es posible correlacionar tensión muscular, rigidez de movimiento y activación muscular.

Clínicamente, la siguiente autopregunta puede ayudar a interpretar los hallazgos: ¿Justifica la situación estructural/tisular lumbar todos los recursos que el organismo del paciente moviliza (dolor, miedo, rigidez) para adaptarse y protegerse? Podemos decir que una buena parte de los pacientes con dolor crónico, no es así.

Para concluir, el hecho de haya evidencia sobre la poca relevancia de los hallazgos de la RM en el dolor lumbar inespecífico, junto con la creciente evidencia sobre la presencia de cambios funcionales distintos pero con estrategias de adaptación comunes entre individuos (rigidez, coactivación), nos debe animar a los profesionales sanitarios a seguir soltando el modelo patocinesiológico en este tipo de pacientes y adoptar modelos de valoración sensibles a los factores de distinta naturaleza que sabemos que influyen en este problema que padece mucha gente en la sociedad.

  1. Dickx N et al., Changes in lumbar muscle activity because of induced muscle pain evaluated by muscle functional magnetic resonance imaging. Spine, 2008
  2. Nelson-Wong, E. and J.P. Callaghan, Is muscle co-activation a predisposing factor for low back pain development during standing? A multifactorial approach for early identification of at-risk individuals. J Electromyogr Kinesiol, 2010. 20(2): p. 256-63.
  3. Danneels, L.A., et al., CT imaging of trunk muscles in chronic low back pain patients and healthy control subjects. Eur Spine J, 2000. 9(4): p. 266-72.
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