A menudo tengo conversaciones con padres sobre sus bebés acerca de lo que “es normal” o no en el comportamiento de sus hijos.

Es frecuente oírles decir,  “es un poco vago y por eso se mueve poco”, “es mal comedor” o  “es un niño llorón”.

Desde nuestro punto de vista, un bebé no llora sólo por llamar la atención, sino que algo le pasa. Es su forma de comunicarnos su malestar, su necesidad de contacto, hambre…. En los primeros meses de vida el bebé llora porque se siente mal, aunque todavía no es consciente de que ese lloro conllevará a una respuesta de los padres (aún no ha aprendido la relación causa-efecto).Si es mal comedor, puede que tenga molestias en su sistema digestivo, que no le permita digerir bien. Esto, a su vez, puede venir dado por una tensión en la columna o la base del cráneo que genera una tensión visceral. Si se mueve poco o no hace las cosas que otros niños de su edad ya hacen, deberemos también tenerlo en cuenta. 

Los bebés, al nacer, vienen con un repertorio de conductas, muchas de ellas innatas y reflejas, que les van a permitir afrontar los primeros momentos de la vida. Esas respuestas innatas son sustituidas progresivamente por otras aprendidas.

Si bien es cierto que cada niño es diferente y desarrolla sus habilidades motoras y cognitivas en diferentes momentos (hay niños que comienzan a andar o a hablar antes que otros), no podemos olvidar que la evolución del desarrollo del niño no es resultado del azar, sino que tiene  una organización y unos tiempos determinados.  No obstante,  podemos dejar un intervalo de unos 3 meses de diferencia antes de dar la señal de alarma.

Hay niños que no gatean y que pasan directamente a andar. Esto…¿ es grave? ¿Es vital? Por supuesto que no, el niño,  si no tiene ningún daño cerebral, se desarrollará normalmente y podrá hacer una vida totalmente normal. Sin embargo, el pasar por todas las fases de desarrollo motor normal, hará que el niño sea una persona más hábil motrizmente hablando.

Cada fase de desarrollo es un nuevo aprendizaje e integración de algo:

El  gateo, por ejemplo:

1-    conecta los hemisferios cerebrales ,

2-     desarrolla el patrón cruzado, que le ayudará en la marcha, ya que también andamos con un patrón cruzado.

3-    el niño siente la tactilidad de la palma que está viendo. Además, al masajear la palma de la mano, ésta envía información al cerebro de dónde está y de las diferentes sensaciones y texturas que siente. También, al gatear el niño apoya su peso en las palmas de las manos y soporta esa tensión en las articulaciones de las muñecas, de los hombros, de la columna vertebral, de los fémures y de las caderas. Así percibe la oposición de la gravedad y aprende a manejarse con ella,

4-    se va desarrollando la coordinación cerebral ojo-mano…….

Puede ser que debido a esas carencias que no se solventaron en su día cuando era bebé,  sea una persona con más problemas de espalda, falta de equilibrio, “patoso”, digestiones pesadas, que tenga poca coordinación motriz.. etc..…..

Por lo tanto, considero necesario que ante cualquier duda, se consulte con el pediatra y con un osteópata especializado en pediatría que valore su columna vertebral, vísceras, cráneo, desarrollo motor y reflejos primitivos.

Para cualquier duda que os pueda surgir, en el Centro de Fisioterapia y Osteopatía Eguzki, nuestros especialistas en Osteopatía Pediátrica, estaremos encantados de atenderos. Para más información: Osteopatía Pediátrica PINCHA AQUI.

Para terminar, os paso un interesante video sobre las diferencias de un niño con desarrollo motor normal y uno con desarrollo motor atípico. En este caso, el niño con desarrollo motor atípico presenta una parálisis cerebral. No obstante, no tiene por qué ser un caso tan extremo para notar la necesidad de ayudar a vuestro bebé a conseguir un mejor desarrollo motor.

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