Van sumándose los años que llevamos impartiendo clases del método Pilates en este centro.  Con cierta frecuencia me he encontrado con una duda que acucia a la gente que se acerca interesándose por el método: ¿Qué es el Pilates?

 Es mucho lo que oímos por aquí y por allá, pero no parece que esto ayude a esclarecer esa duda.  La verdad es que pienso que mi respuesta ha ido evolucionando a medida que así lo ha hecho también la perspectiva que he ido adquiriendo sobre el tratamiento de las personas que aquí acuden.

 Comenzando por la activación de la musculatura central del tronco y suelo pélvico como base para el control de los movimientos, pasamos a la generación de conciencia corporal como elemento clave.  Pienso que las zonas del cuerpo que nos suelen dar problemas tienen un bajo nivel de reconocimiento por nuestra parte, o este es algo equivocado, debido al tipo de información que obtenemos de esas zonas y su posterior procesamiento en el Sistema Nervioso Central.

La conciencia corporal nos permite reencontrarnos con esas zonas “perdidas”, conocer, no sin dificultad, sus mecanismos y sus posibilidades.  De esta forma vamos completando el dibujo de nuestro cuerpo de una forma más fidedigna y, dado que mi cuerpo soy yo mismo, ganaré en un mejor conocimiento de mi propio ser.

Pero el Pilates tiene otros factores también, ya que este trabajo, en principio individual, se da dentro de un grupo y ante la figura del profesor.

A lo largo de estos años han pasado por aquí múltiples personas con sus distintas actitudes y reacciones ante las situaciones que se han dado en clase. Como observador curioso, me da la impresión de estar ante unos comportamientos habituales  que se repiten en las aulas, en la calle, en encuentros sociales…: frustración por no hacer un ejercicio, ser la menos hábil de la clase, esta hace esto y yo no, obediencia al profesor…

Desde este punto de vista veo la clase como un área recreativa para adultos, como un aula de psicomotricidad para adultos.  Dentro de la seriedad y atención que los síntomas y patologías de algunos requieran, pienso que la actitud al acudir a Pilates debiera aproximarse al JUEGO.  Dispongo de este rato para explorar mi cuerpo y sus posibilidades, descubrir sus distintas partes.  Pero también es un espacio de libertad, en un laboratorio en el que poder probar a hacer cosas diferentes a las que hago normalmente:   EXPRESAR una opinión o un pensamiento (o una bobada que se me ocurra), obedecer al profesor por que sea alguien que tenga un conocimiento sobre la materia pero no por el simple hecho de serlo, apoyar de forma SOLIDARIA el avance del grupo, que el que mejor lo haga sea un referente para otros pero no motivo de humillación….

En definitiva, en esta situación evolutiva de mi concepto del Pilates, a día de hoy mi opinión es: El Pilates es un banco de pruebas en un entorno seguro.  Pruebo a intentar cosas diferentes con mi cuerpo y conmigo mismo simplemente por el PLACER de experimentar y disfrutar de las sensaciones que obtengo.

Eleder Gaztelurrutia

Fisioterapeuta Colegiado nº79

Monitor de Pilates y SGA.

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