La vagina es el órgano del aparato genital femenino que conecta el útero con la vulva. Situado entre el ano y la uretra.  Está formada por una vía recubierta de membranas mucosas que mantienen la humedad y la acidez, que las protegen frente a posibles infecciones.

Tiene diversas funciones:

Bactericida: Ligada a su pH y a su flora vaginal, con el fin de prevenir infecciones.

Sexual: La mucosa vaginal se alisa y se empapa para permitir la penetración.

Canal del parto

Evacuación: De la menstruación y de secreciones.

Amortiguación de esfuerzos gracias a su angulación.

Un medio vaginal en equilibrio y saludable es muy importante para nuestra salud. En ella, habitan en perfecto equilibrio numerosas familias de bacterias. Esta flora vaginal protege la vagina de ser colonizada por otros microorganismos que puedan crearnos infecciones.

El valor del pH vaginal saludable oscila alrededor de 4.5. Este pH, varia a lo largo del ciclo menstrual, así como en las diferentes etapas de la vida. Conociendo cómo varían los valores del pH en una mujer sana, podremos actuar para prevenir o corregir ciertos desequilibrios.

En la niñez, hasta la pubertad y en la edad de la menopausia este pH es neutro, entorno a valores entre 6.8-7.2.

En la edad fértil, a lo largo del ciclo menstrual podemos distinguir diferentes valores:

Durante la menstruación: un PH neutro (entorno 7.0 )

Fase premenstrual: Un PH ácido (3.8-4.2)

Resto del ciclo: Un PH ácido (entorno a 4.5)

En el embarazo: pH menor a 4.5

Hay muchos factores que pueden alterar nuestra flora vaginal, ya sea acidificando aún más nuestra flora vaginal, como alcalinizándola. Factores como: Duchas vaginales, infecciones, vagina abierta, toma de medicamentos, alimentación rica en azúcares… Presentando síntomas molestos en la zona perineal, vulvar y/o vaginal, como escozor, prurito, dispareunia (dolor en la penetración), sensación de sequedad, disuria (dificultad, dolor o escozor al orinar), vulvodinia, molestias anales, etc.

Para mantener un ecosistema equilibrado es necesario mantener una buena higiene personal. Teniendo en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • La región perineal debe limpiarse de delante hacia atrás, para evitar la colonización de los microbios procedentes de la región anal.
  • La vulva (vestíbulo) debe limpiarse separando los labios, para evitar que las zonas de los pliegues queden sin limpiar, mejor sin jabón, en caso de querer utilizar jabón, usar jabones íntimos, que respeten nuestro pH en función de la fase menstrual o etapa de nuestra vida.
  • Retirar, si los utilizas, los tampones vaginales por la noche.
  • Evita las duchas vaginales, que dejan la mucosa desprotegida, pues disminuyen el mecanismo de depuración biológica de la vagina al arrastrar la flora vaginal normal.
  • Evitar prendas ajustadas.
  • Elige para vestirte prendas, especialmente las braguitas de materiales naturales como el algodón.
  • Acude al ginecólogo ante la presencia de cambios en el flujo, prurito, escozor, sequedad, disuria, dispareunia etc.

Hirune Tapia

Fisioterapeuta Col. 1799

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