En la fisioterapia frecuentemente nos fijamos en las carencias y en las dificultades: falta de fuerza, de movilidad, de equilibrio, de sensibilidad, de función etc. Continuamente estamos sacando defectos, identificándolos para tratar de solucionarlos, mejorarlos o paliarlos.
Detectar los problemas es el primer paso en el camino de la mejoría, es imprescindible. Pero pienso que, a veces, puede hacer que el propio paciente enfoque su mirada exclusivamente a aquello que no es capaz de hacer. Dependiendo de la personalidad de cada individuo esto puede ser un acicate para rebelarse y perseverar para superarlas, pero más frecuentemente deviene en algo tedioso y frustrante.
También los profesionales debemos mantener la perspectiva de que nos apoyamos en las capacidades y cualidades físicas y psicológicas que el paciente conserva para adentrarnos hacia aquellas que le faltan en ese momento. Las habilidades, destrezas, automatismos y mecanismos conservados conforman el trampolín desde el que impulsarse para conseguir nuevas metas.
Pienso que es importante recordar a la persona lo que sí es capaz de hacer y cuáles son sus mejores cualidades. Esto es válido en todos los casos pero muy especialmente en los tratamientos de larga duración como los de fisioterapia neurológica. Cada uno conocemos nuestros puntos fuertes aunque es en esos momentos cuando debemos hacerlos presentes para apoyarnos en ellos. El pesimista puede que sea perseverante, la nerviosa alegre y el miedoso puede que tenga un entorno familiar supermotivante…
No perdamos de vista nuestras fortalezas y cualidades ya que estas conforman el campo base que nos permitirán atacar nuevas metas.
Eleder Gaztelurrutia
Fisioterapeuta colegiado nº79