En fechas anteriores os presentamos algunas ideas acerca de la interocepción y de cómo estas informaciones que llegan al cerebro pueden ser importantes para entender los procesos patológicos de nuestros pacientes.
Cuando el cerebro recibe todas las informaciones (la interoceptiva entre ellas), las integra y genera respuestas de diferente naturaleza: una respuesta neuromotora, que aumenta o disminuye la tensión muscular y/o nos pone en movimiento para la acción, una repuesta neuroendocrina y una respuesta neurovegetativa.
Esta última se produce gracias a la acción del sistema nervioso autónomo, una parte del sistema nervioso que, fuera de nuestro control consciente, se ocupa de controlar la función de las vísceras, vasos sanguíneos y otros tejidos.
La interconexión entre la respuesta neuromotora y neurovegetativa es evidente desde un punto de vista neurológico y metabólico. Neurológicamente, la salida vegetativa y la neuromuscular están integradas y moduladas recíprocamente a varios niveles del sistema nervioso central.
Además, ambas están integradas con el sistema endocrino, generando un nivel de integración más complejo, necesario para alcanzar una respuesta coordinada que asegure la homeostasis (equilibrio del estado interno del cuerpo).
Con esto, lo que queremos poner de relieve es que a la hora de entender las dolencias de un paciente que viene quejándose de dolores en sus músculos y articulaciones, no deberíamos centrarnos exclusivamente en entender el problema a ese nivel, sino tener en cuenta las diferentes relaciones de los sistemas corporales para dar una respuesta mas aproximada a lo que está ocurriendo en realidad en ese cuerpo que sufre.
Javier Gómez Martín