Hemos hablado ya en artículos anteriores acerca del método y cómo funciona. Actuamos sobre los dos conjuntos de grupos musculares principales: anteriores y posteriores.
Hoy incidiremos en cambio en un aspecto técnico del tratamiento: la decoaptación. El hecho de vivir en contra de la gravedad hace que los músculos realicen una fuerza en contra de ella además de los esfuerzos propios de las actividades voluntarias. Esto se traduce en una disminución del espacio articular, una compresión. Esta compresión es la que provoca el “roce” articular con el consiguiente desgaste a la larga (artrosis, condromalacia rotuliana, picos de loro en las vértebras, disminución del espesor del disco intervertebral…). En un primer momento se notará más un deterioro en la calidad del movimiento que puede que a la persona le permita llevar un día a día normal y será más tarde cuando se empiecen a apreciar síntomas.
Si el tratamiento ha de ser efectivo hemos de tener esto en cuenta y añadir un parámetro de tracción, de separación de los huesos que conforman la articulación de modo que esa compresión disminuya y la liberación de la movilidad articular sea mayor.
Esta es una componente a aplicar por el terapeuta ya que en las posturas de “stretching” o estiramientos en grupo es complicado generarla por nosotros mismos.